miércoles, 12 de abril de 2017

[Crítica] La Bella y la Bestia 2017 por Mary Pebble



Antes de empezar, quiero dar las gracias a mi gran amigo Dani por hacerme partícipe de este blog al que dedica mucho esfuerzo. Yo voy a poner mi granito de arena y contribuir en todo lo que pueda, empezando con esta crítica del live-action de La Bella y la Bestia. ¡Así que empezamos!

NOTA: Se ha tratado de no incluir spoilers en esta crítica. Se mencionan aspectos generales del argumento pero sin entrar en detalles. De todas formas, yo recomiendo ver la película antes y crear una opinión propia antes de ver las de los demás.


Yo antes del live-action…

El clásico de La Bella y la Bestia ocupa un lugar muy especial de mi infancia. Es la primera película Disney que vi en el cine, y la magia que surtió en mí aún dura hasta hoy. La historia, los personajes, sus números musicales, la ambientación, el vestuario que luce Bella,… todo dejó huella en mí.

Para mí, este clásico, y todos los demás, son obras de arte que no necesitan nada más, pero cuando Disney decidió empezar a versionarlos en acción real, he de confesar que me hizo ilusión. Sin embargo, tras unas cuantas decepciones, cuando se anunció La Bella y la Bestia, la verdad es que mi actitud fue más bien escéptica, y al comenzar la promoción mi reacción era más bien fría. Este fin de semana pasado, dos semanas después del estreno y con el furor más calmado, por fin me acerqué a verla. He tratado de verla sin muchas expectativas, no dejándome influir por mis recelos iniciales. Soy consciente de que muchos no coincidirán con mi opinión, y tampoco lo espero, porque como dicen “para gustos los colores” y nunca se podrá alcanzar un consenso absoluto (¡qué aburrido sería entonces el mundo!). Sólo espero que esta crítica contribuya a un debate sano.

LA HISTORIA: un quiero y no puedo

 “Un quiero y no puedo”. Para mí esa frase sería la que mejor define a esta película. Al contrario de anteriores remakes como Alicia, Maléfica o Cenicienta en los que se trató de recontar el cuento a su manera, con nuevas ópticas y estéticas diferentes, en La Bella y la Bestia hubo desde el principio una voluntad de ser muy fieles al clásico original, repitiendo números musicales e incluso gags cómicos. En principio, esto no debería ser un reproche, es simplemente una decisión creativa que se tomó y que puede gustar más o menos. Sé que a una gran mayoría les ha gustado que sea así. A mí personalmente es una de las cosas que menos me atraían cuando empecé a ver las primeras imágenes de la promoción. Yo soy de las que piensan que para ver lo mismo me quedo con el original.

Sin embargo, el paso de la animación a la acción real conlleva unas dificultades, entre ellas agujeros en la historia del clásico que si bien en el original veíamos con indulgencia, aquí no podían repetirse. Es por ello que en el remake se nos aclaran mejor los motivos de la maldición, los efectos de ésta sobre los habitantes del pueblo, los lapsos de tiempo, la manera en que se forja primero la amistad y después el amor entre Bella y Bestia, etc. Además se introducen cambios como la profesión de Maurice, y se aportan detalles y matices que enriquecen la historia, como el pasado de varios personajes (Bella, Bestia, Gastón), los efectos continuos de la maldición en el castillo,… En estos detalles se atisban ideas creativas muy buenas que hacen la historia más interesante y diferente, pero desgraciadamente, estos momentos se ven recortados. Da la impresión de que cuando los creativos empezaban a desviarse demasiado del cauce marcado por el clásico, alguien daba un toque para volver al hilo principal. Es por ello que algunas de estas modificaciones a la historia original quedan forzadas o mal entendidas por su escaso desarrollo.


El libro era buena idea ¿por qué no sacarle más partido?

No puedo dejar de pensar que en la preproducción hubo de haber muy buenas ideas que hubieran hecho de La Bella y la Bestia una película diferente pero que por una voluntad de director, directivos o quien fuera, fueron deliberadamente coartadas por un criterio más conservador.

Los personajes en carne y hueso

No soy fan de Emma Watson. Lo digo así de claro. No la considero una mala actriz, pero tampoco veo esas cualidades tan excepcionales que muchos dicen, y sinceramente, en su elección pienso que primó la popularidad de la actriz por la saga Harry Potter por encima de su idoneidad, puesto que sus aptitudes para el cante no estaban demostradas. Mi opinión sobre ella tampoco se vio favorecida por sus declaraciones en la promoción, donde daba a entender que gracias a ella el personaje de Bella había dado un giro de 180 grados. En el producto final el personaje de Bella no es tan distinto del original, y aunque debo reconocer que el trabajo de Emma Watson no me ha desagradado, sigo pensando que hay actrices en el mundo adelante que lo hubieran hecho mejor y a las que se les ha arrebatado la oportunidad. Hay momentos en la película donde las expresiones de la actriz no transmiten que esté de verdad inmersa en la historia (véase de ejemplo el número musical “Qué festín”). En cuanto a sus cualidades vocales, no he podido disfrutar la película en versión original aunque sí he escuchado la BSO en internet, y poco más hay que decir. Cuando es necesario recurrir en exceso a la tecnología, mal vamos…


Se te seguirá recordando como Hermione

Dan Stevens me consta que es un gran actor (tenéis que verlo en Legión, ¡hace un trabajo impresionante!) y tenía experiencia en el musical, pero lamentablemente su trabajo se ve muy deslucido en la película. En otra decisión creativa y técnica, se decidió que la Bestia fuera generada prácticamente en su totalidad por ordenador. Aunque hoy en día el trabajo de los animadores es impresionante, todavía no es capaz de empatar con la realidad, y tristemente, cuando ves la película cuesta apreciar la actuación del actor, aunque hay momentos donde sí consigues ver sus expresiones y gestos.

La elección de Luke Evans y Josh Gad para los personajes de Gastón y LeFou me ha parecido perfecta. En mi opinión han encarnado con soltura a los personajes, desempeñándose bien tanto en la parte musical como la actoral. Hay que decir que la aproximación a los personajes es menos caricaturesca que en el clásico animado, sobretodo Gastón, que mantiene su arrogancia y vanidad pero cuya maldad intrínseca se aprecia menos al principio de la película, pero a mí me han convencido ambos. Otro actor a destacar es Kevin Kline, cuyo personaje es de los que ha sufrido una mayor transformación, dejando el papel cómico de la versión animada para desempeñar un papel algo más sentimental. Su historia pasada es totalmente nueva y quizá ha sido poco y mal explicada, pero conmueve y el personaje resulta entrañable. 

El resto del reparto contiene grandes nombres de la actuación con gran experiencia y desde el principio me parecieron bien elegidos, especialmente Emma Thompson. Es una lástima que no haya podido verla en versión original, porque su actuación en carne y hueso se limita a los últimos minutos. En general son los mismos personajes que en el original aunque Din-don esté quizá un poco más relegado. En cambio aparecen personajes más secundarios (o incluso de la secuela animada como Cadenza) que han dado un aire fresco al servicio del castillo.

La ejecución

Pienso que muchos de los fallos que he encontrado a esta película se hubieran evitado con la elección de otro director. Bill Condon no tiene en su haber una filmografía muy extensa y ninguno de sus proyectos anteriores se asemeja en algo a éste. Quizá por eso ha derrochado esfuerzos en los aspectos más vistosos de la película dejando de lado aspectos más importantes como la historia, el guion o el desarrollo del mismo.

La película derrocha espectacularidad en los aspectos técnicos, especialmente en el castillo y los objetos animados. En su mayor parte, la acción real y la animada se integran a la perfección, dando un gran realismo a los objetos por ejemplo, pero por muy avanzada que sea la tecnología, hay un límite que no se debe traspasar. Como ya comenté en el apartado anterior, la actuación de Dan Stevens en toda la película se ve muy afectada por haberlo hecho totalmente animado. El personaje más entrañable del clásico original ha perdido efectividad en su versión de “carne y hueso” especialmente en el momento más importante de la película. Sí, estoy hablando de El Baile.

 ¿Alguien ve la pasión?

Hasta ahora sólo mencioné de pasada los live-action anteriores porque no quería hacer comparaciones más allá de la del clásico, pero aquí no puedo evitar hacer referencia a otro baile muy destacado: el de Cenicienta. Sin ser una película perfecta, Cenicienta fue para mí el remake más acertado hasta la fecha, y ya sólo por esa escena tan memorable es digna de destacar. Cuando la vi por primera vez en el cine, esa escena me dejó impactada y aunque sabía que el cuento en cuestión era el de Cenicienta, en mi cabeza tenía muy claro que para esa secuencia el director Kenneth Branagh había hecho un homenaje en toda regla a La Bella y la Bestia. En ella teníamos un decorado rococó más acorde con el castillo de la Bestia que con el más geométrico del príncipe; teníamos un vestido pomposo y exuberante que con cada movimiento levantaba exclamaciones de admiración (¡hasta se oía el fru-fru de las múltiples capas de tela!); y ¿qué decir de la química entre los actores? Traspasaba la pantalla, casi podíamos oír sus latidos acelerados, y por sus miradas entendíamos a la perfección que sus personajes estaban totalmente enamorados el uno del otro. ¿No es esto lo que experimentamos en su momento con el baile original de Bella y Bestia? Pues lamentablemente, esta nueva versión de ese baile mítico me dejó totalmente fría. La química entre la pareja es prácticamente nula, entendible por una parte dado que una mitad es un artificio digital, pero la actuación de Emma Watson destaca por su inexpresividad y rigidez, no transmitiendo nada del sentimiento que la escena requería. Pero no es sólo la pareja protagonista la que destruye la magia, sino que la ejecución de toda la secuencia rompe la atmósfera por completo, apartando la cámara constantemente de la pareja para mostrarnos el salón de baile y provocando una desconexión del momento, un error imperdonable del director Bill Condon.

Y a esto debemos sumarle el decepcionante vestido que misteriosamente cambia de una foto promocional a otra. ¿Por qué las capas de la falda son más largas en unas fotos y luego en la película son más cortas? Que yo sepa no se ha dicho nada al respecto, pero somos varios los que sospechamos que la escena se tuvo que regrabar porque el vestido no tenía el movimiento adecuado, demostrando un fallo de diseño imperdonable en esta película (estamos hablando de que el original figura en el top 10 de los mejores vestidos de la historia del cine). Y si no bastara con eso, los retoques digitales en el mismo movimiento son demasiado evidentes como para que parezca natural. En definitiva, el resultado es una escena carente de emoción, y mal ejecutada que dudo que perdure en el recuerdo.

 ¿Dónde están las capas del vestido?

LA PARTE MUSICAL

Como ya he comentado antes, para bien o para mal, la película es muy fiel al clásico, y eso incluye los números musicales. Todas las canciones que marcaron nuestra infancia están ahí: Bella, Gastón, Qué festín, etc. Y en la mayoría de ellas, la puesta en escena es prácticamente tal cual el clásico, incluso repitiendo varios gags cómicos. Simplemente se han adaptado a la acción real. ¿Eso está mal? Para nada, como ya dije antes, a muchos les habrá encantado y a otros no. Yo hubiera preferido algo más distinto, pero en general me han gustado salvo quizá Qué festín, el más difícil de traducir del mundo animado al real. La mayoría de las coreografías de los objetos son inverosímiles en imagen real, por mucho que recurras a la animación 3D, y el efecto colorido y emocionante del clásico original no se consigue en el live-action, siendo una imitación bien ejecutada pero menos impactante.

Además, algunos de los números han sido alargados añadiendo más acciones, como por ejemplo el baile sobre las mesas de Gastón o alguna interacción de Bella con sus vecinos durante Bella. Me han gustado esos cambios por la novedad y la diferenciación con el clásico, pero hacen que duren demasiado los números. Cuando estoy metida de lleno en la música, el tiempo suele volar para mí, pero en esta película se me hicieron largos de más.

A mayores de las canciones ya conocidas, para esta película se han creado dos canciones nuevas, Días al sol, que es una manera de explicar cómo se siente cada personaje en el castillo, y Esperándola sin más, un solo de la Bestia cuando Bella regresa al pueblo. Si bien la primera es bonita y queda bien introducida en la trama, la segunda resultó decepcionante para mí. Dejando a un lado que la voz de Bestia no es extraordinaria en su versión doblada, la puesta en escena, en las escaleras de la torre, es de lo más sosa y cursi, moviéndose como el personaje de Sandy de Grease en la canción Hopelessly devoted to you (la parte del jardín, con la pérgola), y carente de la emoción que en cambio sí tenía el rugido en el clásico original, que transmitía mucho más sentimiento y dolor por la pérdida de Bella que los algo más de 3 minutos de canción.

La polémica

 
El protagonista de la polémica
 
Quiero dedicar unas palabras de esta crítica a destacar el error garrafal que cometió Disney al anunciar a bombo y platillo que la película incluía una escena homosexual. No quiero describir la escena en cuestión por mantener la crítica libre de spoilers, pero simplemente diré que es algo muy tenue, nada explícito y que hoy en día no resulta para nada innovador ni valiente. Y sin embargo desde la promoción se ha magnificado el hecho de manera desproporcional provocando que países (e incluso estados dentro de los Estados Unidos) hayan prohibido la película, privando a mucha gente de verla. Si no se hubiera hecho mención, la censura de algunos de estos lugares tan retrógrados puede que ni le hubieran dado importancia. Este hecho contrasta con otro reciente, el del primer beso homosexual en una serie de Disney Channel. Este hito no se llegó a anunciar, sino que fueron los propios espectadores los que lo difundieron en las redes. Es decir, ese beso se introdujo de una manera natural y sin que fuera un hecho fuera de lo común, como debe ser tratada hoy en día la homosexualidad. Sin embargo, para la promoción de La Bella y la Bestia se decidió que la polémica era una herramienta más para vender la película, algo que en mi opinión demuestra que no tenían la suficiente confianza de que su producto fuera tan bueno.

El doblaje

Sobre este apartado se ha hablado muchísimo y poco más se puede añadir. Lo que es en el aspecto hablado no hay ningún problema, todos los profesionales han realizado una gran labor. La parte musical es otra cuestión. Es bastante sorprendente que hayan permitido que haya una desincronización tan notoria en el personaje de Bella. Si bien la voz de la cantante era apropiada en cuanto a que no suena muy diferente de la voz hablada, yo que no soy muy puntillosa en cuanto a la sincronización, lo llegué a notar muy a menudo. Y por otro lado, la voz cantada de Bestia no me pareció que estuviera a la altura aunque tampoco me desagradó en exceso.

Conclusión

No puedo decir que no me haya gustado la película porque las dos horas que estuve en el cine las disfruté. Pero a pesar de eso, sé que esta película no me ha producido un recuerdo memorable como sí ocurrió con el clásico. La sensación general que me ha dejado es que han desaprovechado una gran oportunidad. Tenían todos los ingredientes para haber conseguido la versión definitiva del cuento, y no ha sido así. Había buenas ideas detrás que no han logrado cuajar, en gran medida por las malas decisiones de los que capitaneaban el proyecto, y con esto no quiero echar toda la culpa al director, que la tiene, pero me temo que aquí los directivos de Disney tuvieron mucho que decir.

Una compañía como Disney no puede permitirse que sus películas, por muy taquilleras que sean, no trasciendan más allá del momento.

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